Blog del Narco

Ramón Grande Moncada, Director de Policia de Teocaltiche ejecutado ayer, trabajaba para Mario González del Cártel de Sinaloa (CDS)

Ramón Grande Moncada, Director de Seguridad Pública del municipio de Teocaltiche, Jalisco, fue ejecutado por Sicarios, las autoridades municipales lamentaron el hecho victimizando al mando y hablando de inseguridad, cuando la verdad es que ellos se encuentran en la nómina de Mario González.

Hace apenas unos días pobladores comenzaron a quejarse por la inseguridad en la zona, hablando de que el CJNG tiene coludidos a los Estatales de Jalisco, sin embargo y aunque esto también ha sido cierto, las quejas se dan justo cuando a Mario González se le han reventado centros de monitoreo clandestinos y varios arsenales y vehículos robados, es decir el propio Mario González ha ordenado a Pobladores y al gobierno municipal quejarse de la supuesta inseguridad del municipio.

Lo único que no cuadra es que entre lloriqueos el CJNG sigue acusando a la SEDENA de apoyar a otros grupos delincuenciales, como el de Mario, cuando los Militares los hacen correr y les parten la madr... se dedican a difamar a la institución.

A Ramón Grande Moncada, Director de Seguridad Pública del municipio de Teocaltiche se le han hecho señalamientos directos que lo vinculaban con el crimen organizado, específicamente con Mario González del Cártel de Sinaloa (CDS). Estas acusaciones cobraron fuerza tras la difusión de un video en la red social X durante el mes de febrero del presente año.

El turbio panorama en Teocaltiche se había intensificado previamente con la desaparición, el 18 de febrero, de ocho elementos de la policía municipal y un conductor que los trasladaba hacia la ciudad de Guadalajara para someterse a exámenes de control y confianza. La repentina pérdida de contacto con este grupo generó una inmediata alerta entre las autoridades tanto a nivel estatal como federal, quienes iniciaron operativos de búsqueda.

La incertidumbre que rodeaba la desaparición de los oficiales se tornó trágica al día siguiente, 19 de febrero, cuando fueron localizadas varias bolsas con restos humanos en la Carretera Teocaltiche - Villa Hidalgo, a la altura del poblado La Esperanza, en la región norte del estado de Jalisco. El macabro hallazgo confirmó lo peor: dentro de estas bolsas se encontraban los restos de cuatro de los ocho policías que habían sido privados de su libertad.

La gravedad de la situación se acrecentó con la difusión de un video en el que dos de los oficiales desaparecidos, identificados como Miguel Orozco Ramírez, de 29 años, y Ernesto Alonso González, de 37, realizaban graves acusaciones sobre los vínculos de su director, Ramón Grande Moncada, con el crimen organizado.

En el escalofriante testimonio grabado, Miguel Orozco Ramírez, visiblemente nervioso y con un hilo de sangre en el rostro, afirmaba: "Mi nombre es Miguel Orozco Ramírez, les digo que Sedena nos enseña a hacer explosivos para los drones y el que se comunica directamente es el Director de Seguridad Pública, Ramón Grande, y el mismo tiene línea directa con el teniente Benítez, quien recibe nómina de "El Güero" o alías 9-7".

Por su parte, Ernesto Alonso González, quien se identificó como comandante de la Policía de Teocaltiche, declaró en el mismo video: "Mi nombre es Ernesto Alonso González, soy comandante de la Policía de Teocaltiche, por ahí las lacras nos obligan a usar la radiofrecuencia para estar en coordinación y nos mandan por delante para los enfrentamientos, para ellos salir libres".

Ante la escalada de violencia y la delicada situación interna de la corporación policial, la Secretaría de Seguridad del Estado, en coordinación con la Guardia Nacional, desplegó un operativo de vigilancia en el municipio de Teocaltiche desde el 19 de febrero. Además, se tomó la decisión de intervenir la Comisaría de Villa Hidalgo, municipio vecino, como medida preventiva.

Las investigaciones posteriores revelaron un hallazgo aún más preocupante. El 21 de febrero, en Teocaltiche, fue localizado un Centro de Comando y Control (C2) clandestino, que aparentemente operaba al servicio del crimen organizado de manera paralela al sistema de vigilancia oficial conocido como Escudo Urbano. Este descubrimiento evidenció la profunda infiltración del crimen organizado en las estructuras de seguridad locales.
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