El mundo ha recibido la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, primer sumo pontífice latinoamericano, quien a los 88 años dejó este mundo tras una prolongada hospitalización en el Hospital Gemelli de Roma, poniendo fin a un pontificado que buscó reformar la Iglesia Católica hacia una mayor sencillez y cercanía a los más necesitados.
Francisco, elegido en 2013, sorprendió al mundo al convertirse en el primer papa no europeo en más de mil años. Su liderazgo se caracterizó por un llamado constante a la austeridad, expresado tanto en palabras como en acciones, al preferir una modesta habitación en la casa de huéspedes del Vaticano en lugar de los lujosos apartamentos papales.
Su papado estuvo marcado por visitas a prisiones, comunidades campesinas e indígenas en países con dificultades económicas, llevando mensajes de esperanza y solidaridad. Además, instó a los nuncios del Vaticano a adoptar un estilo de vida humilde y a acercarse a los pobres.
El Vaticano, en un comunicado, describió su pontificado como un período de intentos de reforma en una institución arraigada en el pasado, un tiempo que también experimentó divisiones y tensiones.
El cardenal Kevin Farrell, a través del canal de televisión del Vaticano, anunció la noticia: "Queridos hermanos y hermanas, con profunda tristeza debo anunciar la muerte de nuestro santo padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, ha vuelto a la casa del Padre".
Desde el inicio de su pontificado, Francisco fue visto como un reformador. Su pertenencia a la orden jesuita, conocida por su dedicación a la educación y su rigor intelectual, influyó en su enfoque.
Jorge Mario Bergoglio, su nombre antes de ser papa, era conocido por su humildad y sencillez. Solía utilizar el transporte público y vivía en un pequeño apartamento en las afueras de Buenos Aires, Argentina. Proveniente de una familia de clase media, con un padre ferroviario y una madre ama de casa, su vida temprana moldeó su perspectiva.
En una entrevista con el diario holandés Straatnieuws en 2015, Francisco reveló que de niño deseaba ser carnicero. "Les diré un secreto, tenía 4 años. Una vez me preguntaron qué quería ser cuando creciera y yo dije 'un carnicero'", recordó.
Antes de ingresar al seminario, trabajó como técnico químico. Entre 1964 y 1965, enseñó Literatura y Psicología en la escuela jesuita Inmaculada Concepción de Santa Fe. En 1969, fue ordenado sacerdote y, de 1973 a 1979, fue superior provincial de los jesuitas en Argentina. Su ascenso en la Iglesia Católica incluyó el rectorado del Colegio Máximo y de la Facultad de Filosofía y Teología del Partido de San Miguel entre 1980 y 1986.
En 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Oca y obispo auxiliar de Buenos Aires. En 1997, fue designado arzobispo coadjutor de Buenos Aires. En 2001, Juan Pablo II lo nombró cardenal presbítero de San Roberto Belarmino, y tras la muerte de dicho pontífice, en 2005, ya se le consideraba un posible sucesor.
El 13 de marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue elegido papa, una decisión que sorprendió al mundo al elegir a un pontífice no europeo por primera vez desde el siglo VIII. A los 76 años, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro, una hora después de la fumata blanca que anunciaba la elección del nuevo líder católico.
Francisco se convirtió en el pontífice número 266 en la historia de la Iglesia y el primer jesuita en ocupar el cargo. Su ascenso se produjo tras la renuncia de Benedicto XVI, el primer líder católico en dimitir desde la Edad Media, argumentando falta de fuerzas para dirigir a la Iglesia.
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