Pequeñito de estatura, con el rostro como comprimido, bigote ralo, asomados los dientes, en octubre de 2012 salió corriendo de la casa donde se escondía en Nuevo Laredo, se trepó a una bicicleta de niño y empezó a pedalear tan duro como le dieron las piernas.
—¡Ardilla! —le gritaron sus captores.
Salvador Alfonso Martínez Escobedo cometió el error de voltear. Respondió al llamado. Los integrantes de las Fuerzas Especiales que lo perseguían supieron que era él. Rápido lo rodearon y detuvieron.
Durante muchos años las autoridades persiguieron a los líderes de Los Zetas sin saber cómo eran físicamente.
Las imágenes que tenían de ellos eran muy, muy viejas. Sin embargo la boda de La Ardilla era un momento de celebración entre todos los más altos mandos del grupo delincuencial y habían ido todos.
Los Zetas, que siempre tomaron la precaución de no dejarse retratar, se tomaron muchas fotos en la fiesta y estas fueron encontradas por Fuerzas Federales detrás de un espejo en un cateo a una de las casas de La Ardilla.
Ahí estaban todos: Heriberto Lazcano, alias El Lazca; Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, y su hermano, Omar Alejandro Treviño Morales, El Z-42; Carlos Alberto Oliva Castillo, alias La Rana; Jorge Luis de la Peña Brizuela, apodado El Pompín; Mauricio Guízar Cárdenas, alias El Amarillo; Fernando Galaviz, conocido como El Pinky; Jorge Santos Salazar, de sobrenombres El Winnie Pooh y El Gallo, y Francisco Medina Mejía, alias El Quemado.
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En 2009, Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, quien era líder máximo de Los Zetas, comenzó a compartir y luego a delegar a Miguel Ángel Treviño Morales "El Z40" responsabilidades esenciales como la asignación de jefes de plaza en el País.
Lo que Lazcano no calibró es que varios de sus hombres importantes jefes de plaza odiaban a El Z40 por meterse con mujeres ajenas o porque los había ofendido al exhibirlos como incompetentes en el cobro de extorsiones, revelaron en su tiempo los expedientes UEIARV/040/2012 y UEIDCS/063/2012.
Lazcano mantuvo controlados esos rencores, pero cuando “El Z-40” se erigió como el mando operativo no tardaron en surgir las diferencias entre algunos jefes de plaza, que derivaron en disputas, muertes de familiares y finalmente guerras abiertas y delaciones.
El estilo de “El 40” se hizo sentir desde mayo de 2009, cuando destituyó como jefe de plaza en Cancún a Ezequiel Cárdenas Guillén, “Tony Tormenta”, porque “no era productivo”.
Después, cuando su lugarteniente Víctor Peña, “El Concord”, fue asesinado el 18 de enero de 2010 por Samuel Flores, “El Metro 3”, hombre de Eduardo Costilla “El Coss”, “El 40” desató una guerra interna que escindió al Cártel del Golfo y Los Zetas.
A esta división le siguió otra en 2012, la de los hermanos Velázquez Caballero, “Los Talibanes”, que controlaban las redes de la organización en San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila, Aguascalientes y Guanajuato. Los Velázquez tenían cuentas pendientes con Treviño porque a uno de ellos lo desplazó del mando con el mismo argumento que en el caso del hermano de Osiel Cárdenas.
Otro personaje resentido con “El 40” era Salvador Martínez Escobedo, “La Ardilla”, marcado como autor de las masacres de migrantes en San Fernando, Tamaulipas. Este multihomicida y operador detestaba a Treviño porque había andado con su actual esposa.
Ante este escenario, la DEA y la Armada sólo hicieron el resto. Una acabó con la red de lavado de dinero en Estados Unidos de José Treviño, hermano de “El 40”, y otra se encargó de capturar o en ocasiones eliminar, a los hombres que en algún momento le resultaron desafiantes al capo.
Miguel Treviño Morales, “El Z40”, quien fue líder de Los Zetas tras la muerte de El Lazca, y Salvador Alfonso Martínez Escobedo, “La Ardilla”, acusado de las masacres de migrantes en San Fernando, llegaron hasta un careo… por una mujer que originó su discordia.
“El 40” le compró un carro a su entonces novia San Juana Ericka Sánchez Martínez, ella conoció a “La Ardilla” porque éste trabajaba como empleado en el lote donde eligió su vehículo.
El Z40 y San Juana Ericka Sánchez Martínez rompieron, luego la joven inició una relación sentimental con La Ardilla, con quien finalmente se casó en el 2005. La mujer invitó a la boda a “El 40”, algo de lo que luego se arrepentiría.
“Tuvieron una diferencia en la boda… porque yo estaba bailando con Miguel y yo ya estaba un poquito tomada y empecé a tocarlo y a decirle cosas a Miguel (El 40) y mi esposo se dio cuenta, se puso agresivo y se enojó mucho y los corrió de la fiesta a él y su familia.
“Salvador le tiene mucho coraje a Miguel, muchos celos por lo que pasó entre yo y Miguel… Ya después de mi boda ya no hablé con él, de hecho una vez lo busqué porque lo quería, pero ya no”, relató la mujer sobre el incidente, al declarar en la causa penal 110/2013.
“El 40” se enfrentó en un careo en 2013 con “La Ardilla”, con la finalidad de demostrar la inquina que le tiene su ex operador, derivada de la historia sentimental que sostuvo con su esposa.
Treviño pidió la diligencia con el propósito de desvirtuar las acusaciones que le hizo Martínez y sobre las que se basan algunos de los 12 procesos que tiene iniciados. “La Ardilla” aprovechó para decir que fue torturado para autoincriminarse y acusar a “El 40”.
Lo que no desmintió es que a la fecha no tolera que su esposa antes fuera mujer de su ex jefe.